EDITORIAL: Diario el Regional de Piura

El Regional de Piura: 23 de enero del 2009

Regidor Sullanero es condenado por fiscalizar

Sullana. Quien quiera esconder los altos niveles de corrupción que se han cimentando en el gobierno local que dirige Jaime Bardales, solo es entendible por conveniencia o por negocios.

Son tantas las evidencias, que lo realizado en la Municipalidad de Sullana, sería suficiente para que su alcalde, teniente alcalde, su ex director de planificación, su gerente municipal actual, su gerente de obras y subgerente de abastecimiento, sean descalificados para ejercer función pública.

Pero estamos en el Perú y en este país, muchas cosas tardan y los malos parecen buenos e incluso piden perdón, como lo sucedido con Jim Merino Merino, quien con tres procesos penales abiertos y por casos bastante delicados es increíble que se le haya contratado en Sullana.

Desde este medio, informamos con claridad lo realizado en la gestión de Isaías Vásquez Morán. Hicieron del festín su forma de actuar y el Programa del Vaso de Leche tuvo un único proveedor durante sus cuatro años. Hoy, el Poder Judicial juzga a varios culpables, pero el principal ha sido sustraído de su responsabilidad penal por un fiscal que ve las cosas como su interés personal prefiere.

Sin que signifique consuelo de tontos, si comparamos dicho gobierno con el actual, estamos convencidos por las evidencias que obran en nuestro poder, que la gestión de Jaime Bardales ética y moralmente se ha descalificado para el manejo de la cosa pública.

El caso de los Bernal Guerra, proveedores favoritos de Vásquez Morán han quedado insignificantes con las adjudicaciones a favor de proveedores hechas durante los años 2007, 2008 e incluso 2009, donde el festín ha comenzado por contratos de personal para una oficina de Enlace en Lima, con el único objetivo probable de pagar favores a quien los ayudó a seguir un camino sinuoso y de viveza chicha.

En este maremágnum de delitos como el de la transferencia de recursos de un banco a otro y de otros presuntos en investigación, hubo un regidor que levantó su voz para denunciar que esa acción era improcedente. Habló como regidor y con la idoneidad de sus convicciones.

Joven e idealista, Hebert Muñoz Cornejo, ha superado sus limitaciones físicas, y ha dado un ejemplo de honorabilidad que lo engrandece; pero se le quiere mancillar con una condena justificada solamente por una incorrecta administración de justicia.

Esta condena simplemente no debió suceder por dos razones. Lo dicho por Muñoz Cornejo se hizo como funcionario público en Asamblea Municipal y acorde al Código Penal es una conducta atípica; además, porque actualmente existe un proceso penal abierto por el hecho materia de las apreciaciones dadas por el regidor Muñoz.

La condena, que esperamos sea revocada en la segunda o tercera instancia, crea un mal precedente para la labor de fiscalización que le corresponde a un regidor. En el calor de un debate, se dice expresiones y se usa argumentos propios del intercambio de posiciones; pero el legislador ha previsto esta figura para calificarla como atípica.

Lo sucedido con Hebert Muñoz es único a nivel nacional, y no dudamos que sus homólogos de todo el país, se interesarán en la sentencia dada, para su evaluación y defensa.

Pero, el caso de querellas promovidas desde la Municipalidad de Sullana es basto. Bardales ha cogido el camino más simple para intimidar a sus contrarios. Recientemente en un solo día presentó tres denuncias penales ante el Ministerio Público y cuatro querellas ante el Poder Judicial. Adicionalmente su abogado ha conciliado con una mequetrefe para denunciar a dos periodistas sin motivo ni razón.

Contra esta aviesa actitud de Bardales, se abre otra que parte de seis regidores de los once que forman el Concejo Municipal, para con indicios en mano propulsar una investigación que demostrará la forma tan irracional y sospechosa como se han realizado contratos a favor de personas naturales o empresas exclusivas y fraccionando procesos para evadir las modalidades de selección.

Desde este medio estamos con la verdad y la verdad es que existe un alcalde de Sullana que él o través de sus funcionarios promueve denuncias y querellas para oscurecer sus hechos, y un grupo de personas que no pudo soportar el imperio de la arbitrariedad y que aún perteneciendo a la misma agrupación decidieron salirse para denunciar que ese tipo de actos no son los que motivaron su participación en la política local.

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