Sullana: una emergencia sin solución
El 19 de septiembre pasado, se publicó el
Decreto Supremo que declara el estado de emergencia en 7 distritos de la
provincia de Sullana debido al alarmante incremento de asaltos y asesinatos a
manos de sicarios. Esta medida, que conlleva restricciones y el respaldo de las
Fuerzas Armadas a la Policía Nacional, supuestamente tenía como objetivo
controlar y revertir la creciente inseguridad que enfrenta la ciudadanía. Sin
embargo, tras más de un mes de su implementación, ¿podemos siquiera hablar de
algún progreso significativo en la lucha contra la delincuencia? ¿Cuáles son
los factores que han obstruido la efectividad del estado de emergencia?
Desde un inicio cuestionábamos el
triunfalismo y la efusividad con el que el alcalde de la Provincia de Sullana,
Marlen Mogollón, celebraba la declaratoria de emergencia en seguridad ciudadana
como un gran logo de su gestión, faltó muy poco para decir que él lo logró
solo, pues fue muy claro en señalar que la demora de la declaratoria de
emergencia en Sullana era por culpa de la población que no acudió a sus
convocatorias a marchar.
Desde entonces, se ha evidenciado una
clara falta de planificación y la explotación política de un tema tan delicado
como la inseguridad ciudadana. Por un lado, Dina Boluarte hizo el anuncio de la
declaración de emergencia desde Estados Unidos para demostrar que seguía
gobernando de manera remota y justificar su controvertida e inconstitucional
ley que le permite salir del país sin dejar un mando en su ausencia. Por otro
lado, el alcalde de Sullana parecía ansioso por dar primicias en conferencias
de prensa, a pesar de que ni siquiera le habían comunicado que se tomaría tal
media, ni mucho menos le habían consultado o consensuado algún plan para
implementarse durante la emergencia. No sabía cuándo se publicaría la norma, ni
a partir de cuándo regiría, ni su tiempo de duración, no sabía que distritos
estarían en emergencia, ni sabía que planes se iban implementar. En resumen, el
alcalde celebró una emergencia cuyos detalles desconocía por completo.
Según el decreto publicado en el diario El
Peruano, el estado de emergencia implica restricciones destinadas a controlar y
revertir la creciente ola delictiva en Sullana. No obstante, ¿es suficiente
para garantizar la seguridad y la tranquilidad de los sullaneros? La respuesta
es un rotundo no.
En primer lugar, este estado de emergencia
representa una respuesta tardía y superficial a un problema estructural que se
ha agravado en los últimos años. Sullana sufre una serie de problemas como
asesinatos por encargo, extorsiones, robos, violencia familiar y otros delitos
que afectan la convivencia social y el desarrollo económico. La declaración de
emergencia no aborda las causas subyacentes de la inseguridad, como la pobreza,
la desigualdad, la corrupción, la falta de oportunidades y la debilidad
institucional.
En segundo lugar, el estado de emergencia
ha sido insuficiente y carente de recursos humanos y logísticos. Sullana cuenta
con apenas seis patrulleros para proteger a 300,000 ciudadanos, lo que refleja
una falta crítica de recursos policiales. Además, hay una carencia de personal
policial y militar para cubrir la extensa provincia, especialmente en la zona
fronteriza con Ecuador, por donde ingresan el contrabando y personas no
identificadas. A esto se suma la falta de coordinación entre las autoridades
locales, regionales y nacionales para llevar a cabo acciones efectivas. Debemos
resaltar aquí, la actitud sumisa y complaciente del alcalde provincial,
permitiendo que el régimen de Dina Boluarte mienta descaradamente y se burle de
la población de Sullana, en un inicio manifestaron que otorgarían 15 millones
de soles para afrontar esta emergencia, luego la cifra disminuyó drásticamente
a solo 1 millón 200 mil, para finalmente y con mucha suerte, todo indica que
Sullana podría lograr poco más de 700 mil soles. Al parecer tenemos un alcalde
que frente a Boluarte y los ministros de su régimen agacha la cabeza, pero se
envalentona y levanta la voz contra el personal administrativo y obrero de la
municipalidad de Sullana, que a decir de ellos mismos no los quiere ni recibir.
¡Despierte Sr. Alcalde y al menos haga respetar a Sullana!
En tercer lugar, el estado de emergencia
ha sido ineficaz e ineficiente en términos de resultados y evaluación. Hasta
ahora, no se ha informado sobre el número de bandas desarticuladas o número de detenidos,
procesados o sentenciados por delitos cometidos durante la emergencia. Además,
se han denunciado abusos y arbitrariedades por parte de las fuerzas del orden
contra los ciudadanos. No se ha establecido ningún mecanismo de seguimiento ni
rendición de cuentas sobre el uso de los recursos públicos destinados a la
seguridad.
En resumen, el estado de emergencia en
seguridad ciudadana en la provincia de Sullana ha sido un fracaso que pone de
manifiesto la incapacidad y la improvisación de este régimen para abordar uno
de los problemas más apremiantes y complejos del país. Se requiere una política
integral y sostenible que involucre a todos los niveles del Estado y la
sociedad civil para prevenir, combatir y sancionar la delincuencia. Además, se
necesita una mayor transparencia y participación ciudadana para supervisar y
exigir resultados a las autoridades competentes. Solo así se podrá restaurar la
confianza y la tranquilidad de los sullaneros.
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